Casi dos millones de panameños están llamados hoy a las urnas para elegir un nuevo presidente del país centroamericano del canal, además de 75 legisladores, 66 alcaldes y 616 representantes de barrios. Todas las encuestas señalan al candidato presidencial opositor Martín Torrijos, hijo del histórico general Omar Torrijos, como probable sucesor de la actual presidenta, Mireya Moscoso.

Torrijos, de 40 años, se presenta por la alianza Patria Nueva. Junto a él ha hecho campaña el salsero Rubén Blades, que aspira a un alto cargo en la nueva Administración, camino a otra candidatura presidencial. "Mi futuro es Panamá", dice.

En medio de una corrupción galopante y una crisis que se traduce en pobreza, paro y violencia, la campaña electoral se ha caracterizado por la falta de propuestas entre caravanas multicolores, música y fiesta.

Hoy, bajo una ley seca que prohibe el consumo de alcohol incluso en el domicilio, los electores indecisos deberán optar entre el hijo del carismático general populista que llevó a los militares al poder en 1968, y su principal contrincante, Guillermo Endara, que ya fue presidente tras la invasión militar de Estados Unidos que derrocó al general Manuel Antonio Noriega en 1989.

Las encuestas prevén que el voto de castigo relegará a un tercer lugar al candidato oficialista, José Miguel Alemán, que cerró espectacularmente su campaña en la proa de un barco montada sobre una especie de tarta de tres pisos de colores y salió más o menos airoso de las visitas domiciliarias en las que, por su título de doctor en Derecho, recibió abundantes consultas médicas. "No coma nada con grasa", decía a los votantes.

"El Titanic acaba de zarpar y ya se hunde", se burló el candidato, Ricardo Martinelli, un empresario dispuesto a "caminar en los zapatos del pueblo", que dice estar cansado de que los políticos "sigan echándole cuento".