Segura, confiada y con un plan claro --devolver los golpes que ha recibido y que han creado las primeras dudas sobre su candidatura--, la senadora de Nueva York Hillary Clinton fue la clara vencedora del debate que el jueves celebraron los presidenciables demócratas en Las Vegas. Clinton entró en el cuerpo a cuerpo y, tras decir que compite en un "club de chicos", afirmó: "No voy a explotar esto. No estoy jugando, como algunos dicen, la baza del género. Aquí, en Las Vegas, juego la baza ganadora".

"Me atacan no porque soy una mujer, sino porque voy en cabeza", rubricó la exprimera dama el discurso más celebrado por el público. Fue el arrebato de seguridad en sí misma que sus asesores le estaban pidiendo a Clinton, después de que los continuos ataques de Barack Obama y John Edwards empezaran a plasmarse en un descenso de su ventaja en las encuestas.

Clinton y Obama se enzarzaron en una discusión sobre sus respectivos planes de sanidad, un terreno que la exprimera dama domina. A partir de ese momento, Clinton golpeó y devolvió los golpes de sus adversarios hasta el punto de que Edwards advirtió: "No hay nada personal en este asunto".