Hiroshima recordó ayer, un año más, el aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica de la historia pero, por primera vez después de 65 años, lo hizo en presencia de un representante estadounidense y de un secretario general de las Naciones Unidas.

El embajador de EEUU en Tokio, John Ross, transmitió el mensaje de su presidente, Barack Obama, a favor de la abolición de las armas atómicas, e invitó a Japón y a las potencias nucleares presentes en la ceremonia, el Reino Unido y Francia, a unirse a esa lucha. También el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, reiteró su compromiso con el fin de las armas atómicas.

El alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, instó a Japón a abandonar el paraguas nuclear estadounidense y a liderar el mundo en la lucha por la abolición de las armas atómicas. Akiba rindió homenaje a los muertos del ataque nuclear y a los hibakusha, como se conoce a los supervivientes del holocausto atómico. "Sin entender la razón, se vieron envueltos en un infierno más allá de sus peores pesadillas", afirmó el primer edil.

SILENCIO A LAS 8.15 A las 8.15 hora local, la misma en la que el avión Enola Gay lanzó la bomba en 1945, un sobrecogedor silencio se hizo entre las 55.000 personas que, según la agencia local Kyodo, se congregaron en el parque de la Paz de Hiroshima. Cerca de 80.000 personas perdieron al vida al instante y, a finales de 1945, los muertos se elevaban a unos 140.000. En los años posteriores, fueron muchas más las víctimas por las radiaciones.

Tres días después de aquel ataque, EEUU lanzaba una segunda bomba nuclear sobre Nagasaki que, a finales de año, había causado 74.000 muertos. El 15 de agosto, el emperador anunció la rendición de Japón, lo que puso fin a la segunda guerra mundial.

Víctimas de la destrucción letal del átomo, Hiroshima y Nagasaki abogan desde entonces por que Japón encabece la campaña antinuclear. El Gobierno de Tokio, sin embargo, ha convertido la lucha contra las armas atómicas en una asignatura pendiente año tras año.

El primer ministro japonés afirmó que la protección nuclear de EEUU "sigue siendo necesaria" para Japón, aunque al mismo tiempo aseguró que su país tiene la responsabilidad moral de liderar la lucha contra la proliferación nuclear.

ESPERANZAS FRUSTRADAS La amplia presencia internacional en Hiroshima y, en especial, la asistencia del embajador estadounidense, había suscitado grandes esperanzas entre las víctimas, muchas de las cuales reclaman a Estados Unidos que corrija la historia y rectifique la muy extendida percepción de que la destrucción de Hiroshima y Nagasaki fue la única manera de conseguir la rendición de Japón y poner fin a la segunda guerra mundial.

La presencia del embajador estadounidense también había alimentado la esperanza de que se diera alguna indicación sobre una próxima visita de Obama a la ciudad. Algo que un portavoz de la Casa Blanca se encargó de desmentir, al aclarar que, de momento, ese gesto no está en los planes inmediatos del presidente estadounidense.