Sonia Sotomayor, la jueza nominada el 27 de mayo por Barack Obama para el Supremo, se sienta hoy ante el comité judicial del Senado, que debe confirmar su nombramiento. Lleva seis semanas bajo el escrutinio público y se ha reunido con 89 senadores.

Casi nadie se atreve a apostar contra su confirmación, que abrirá por tercera vez el más alto tribunal de EEUU a una mujer y, por primera vez, a alguien hispano. Algunos republicanos aseguran que Sotomayor, "una jueza moderadamente progresista, con una inspiradora historia de superación personal, tiene muchas respuestas que dar".

Sotomayor no solo plantea dudas a los conservadores. En su historial de sentencias no hay, por ejemplo, ninguna que permita identificar su opinión en asuntos como el derecho al aborto, la pena de muerte, las armas, la detención indefinida de supuestos terroristas o las torturas.