Hollywood es mucho más que el aparente universo de glamur, estrellas y séptimo arte que baña su superficie. Es el núcleo de la industria del entretenimiento, una de las más potentes después de la militar en EEUU. Y su peso en la política de Washington quizá no es tan visible como el de otros sectores pero es igual y hasta más determinante.

Ese Hollywood poderoso dio el martes un respaldo a la carrera electoral hacia la Casa Blanca de Barack Obama, y aunque las donaciones a su campaña no se deben interpretar como una predilección del candidato negro sobre Hillary Clinton ante las primarias del Partido Demócrata, el apoyo se resquebraja en una ciudad donde el apellido Clinton parecía intocable.

Obama se marcha de Beverly Hills con mucho más que el total de 1,3 millones de dólares (1 millón de euros) recaudado en el acto organizado en el hotel Beverly Hilton por los tres popes de Dreamworks --Steven Spielberg, Jeffrey Katzenberg y David Geffen--. Lo que Obama tiene desde ese acto es una carta de presentación firmada por Hollywood. Y cuando en abril presente sus primeros números sobre dinero para la campaña, su presupuesto llevará una importante partida desembolsada por el mundo del cine, que estará dejando saber que de sus ricos bolsillos puede salir mucho más, algo imprescindible para una fructuosa campaña presidencial.

Emoción electoral Personalidades como Spielberg ya han anunciado que organizarán también actos de recaudación de fondos para Hillary, su principal rival en las primarias. Obama puede presumir de haber logrado algo que no se ve desde hace años en EEUU y que brilló por su ausencia en el 2004 (después de que Howard Dean se hundiera por un grito): vuelve a haber emoción con un candidato, uno cuya historia serviría para un buen guión en Hollywood. La campaña está aún en pañales, pero ya marcha a todo gas.