Bob Woodward llegó a temer que Mark Felt, alias Garganta profunda , se suicidara en 1974, cuando se publicó su primer libro sobre el Watergate, Todos los hombres del Presidente . A pesar de que no revelaba la identidad de su fuente en esa obra, el periodista de The Washington Post confiesa ahora lo angustiado que estuvo. "Me imaginé lo peor, desde la posibilidad de que él se quitase la vida hasta la más probable de que me denunciase en público como traidor y canalla, por haberme aprovechado de nuestra amistad accidental", afirma Woodward.

Esta es una de las revelaciones más personales de Woodward en su nuevo libro sobre el Watergate, un esperado volumen de 249 páginas que salió ayer a la venta en EEUU, bajo el título de El hombre secreto: la historia del Garganta profunda del Watergate Simon and Schuster. "Aporta otro ángulo del eterno rompecabezas del Watergate", dice Michiko Kakutani, la exigente crítica de The New York Times , aunque no llega a desvelar "el misterio de la personalidad, la lucha entre orgullo y sentimiento de culpa" de Mark Felt, quien filtró información para vengarse de que no le nombraran director del FBI, pues dieron el puesto a uno de los leales del presidente Nixon, Patrick Gray. Precisamente, Gray falleció ayer mismo en Florida, a los 88 años.

Tras preservar la identidad de su fuente en el más férreo secreto durante tres décadas, no fueron Woodward ni Carl Bernstein, su compañero del Post en la investigación sobre el Watergate, quienes revelaron la identidad de Garganta profunda . A finales de mayo, la revista Vanity Fair rompió el secreto mejor guardado de la capital estadounidense. Con ello, la revista impulsó a los editores de Bob Woodward a acelerar la salida de su nuevo libro sobre Felt, para adelantarse al que prepara el propio Garganta profunda con ayuda de su familia, pues tiene 91 años y una salud precaria.

Entre quienes consiguieron una de las primeras copias estuvo Robert Redford. El actor, que interpretó a Woodward en Todos los hombres del presidente , la versión cinematográfica del libro, estrenada en 1976, salió de casa del periodista con su ejemplar de El hombre secreto bajo el brazo.

Woodward no aporta en El hombre secreto grandes revelaciones sobre el entramado político del escándalo Watergate, según coinciden las críticas. Pero sí da algunas "golosinas", como las llama Kakutani, empezando por la revelación de que pudo haber un topo en The Washington Post , durante los turbulentos años del Watergate. Woodward cuenta ahora que pudo haber alguien que "pasaba información al Departamento de Justicia y a la Casa Blanca".

Identidad real

"Aparentemente, la Casa Blanca estuvo muy cerca de establecer que una de nuestras fuentes era Felt", reconoce también el periodista. Quien lo averiguó en 1976 pero mantuvo el secreto fue Stanley Pottinger, ayudante del fiscal general, que intuyó la identidad real de Garganta profunda durante un interrogatorio de Felt, cuando el exalto cargo del FBI "se ruborizó" al negar que él era la fuente.

"Pottinger no reveló lo que había oído, porque no pensó que fuese apropiado desenmascarar a la fuente secreta de un periodista", afirma Woodward en su libro. También sitúa el famoso garaje donde se veía de madrugada con Garganta profunda , un aparcamiento ubicado en el 1.401 de Wilson Boulevard, en el barrio de Rosslyn de Arlington (Virginia).