La Casa Pía de Lisboa, fundada el 3 de julio de 1780, es una institución de acción social dedicada a la acogida, educación e integración social de niños y jóvenes en peligro o en riesgo de exclusión social (...) ". Así reza la página web de esa institución benéfica portuguesa, donde durante más de dos décadas los menores allí acogidos sufrieron abusos sexuales, en el mejor de los casos gracias al silencio de los políticos, y en el peor, con su beneplácito.

La sociedad portuguesa vive convulsionada desde hace semanas por un escándalo de pederastia que ha sacudido a toda la clase política y muy especialmente al Partido Socialista, y que ha llevado ya a prisión preventiva a siete personas.

Carlos Silvino, Bibi, funcionario de la Casa Pía hasta noviembre del 2002, es el presunto cerebro de esta trama, por la que también están encarcelados el exministro de Trabajo y portavoz socialista portugués, Paulo Pedroso, un presentador-estrella de televisión, un exembajador ante la Unesco, un pediatra, un abogado y un antiguo director de la Casa Pía.

DENUNCIAS SILENCIADAS

Ellos son hasta ahora los oscuros personajes de la red de explotación infantil que ha actuado en Portugal con absoluta impunidad desde finales de los años 80, cuando la policía judicial acalló las primeras denuncias. El escándalo estalló de nuevo a finales de noviembre, a través de una investigación realizada por la revista Expresso.

Desde entonces, los portugueses no salen de su indignación al descubrir que la principal institución estatal de acogida a niños huérfanos e indigentes ha sido durante años un centro de abusos sexuales a menores. La Casa Pía atiende a 3.500 niños, repartidos en seis centros. Los investigadores aseguran haber constatado la consumación de 128 casos de abuso sexual contra niños y niñas, en su mayoría sordomudos.

"El ambiente que se vive en la Casa Pía es aún el de una película de terror. Existen otras personas involucradas, pero los menores no saben sus nombres, sólo conocen las caras y les llaman señor doctor o señor ingeniero", afirma Catalina Pestana, una prestigiosa educadora nombrada directora de la institución. "Aún hay pedófilos en la Casa Pía", admite. Algunos exalumnos han sido amenazados de muerte por desvelar la trama.

Bibi era el enlace entre los menores --a quienes seducía con pequeños regalos-- y los pederastas. Varios exalumnos identificaron al embajador retirado Jorge Ritto, de 67 años, como uno de los clientes más activos. Según las denuncias, llevaba a niños elegidos en Casa Pía a su casa de Cascais, a 25 kilómetros de Lisboa, donde se daban cita diplomáticos extranjeros.

QUINCE ACUSACIONES

El exministro Pedroso está acusado de 15 delitos de violencia sexual contra menores, presuntamente cometidos entre 1999 y el 2000. Algunos testimonios apuntan contra el secretario general del Partido Socialista, Eduardo Ferro Rodrigues, magistrados y políticos socialdemócratas.

Lo que nadie duda ya en estos momentos es que cosas repugnantes ocurrieron en la Casa Pía, y que nuevos horrores están todavía por descubrir. Hay quien habla ya de una operación Manos Limpias a la portuguesa.