Bélgica vivió ayer una jornada de huelga general, convocada por el sindicato socialista, contra la reforma del sistema de jubilaciones anticipadas propuesta por el Gobierno. La huelga fue secundada ampliamente en el transporte público, las grandes empresas, el sector público y gran parte de las grandes cadenas de distribución. El país quedó prácticamente paralizado.

El primer ministro belga, Guy Verhosftadt, aseguró que el Gobierno seguirá adelante con su plan, con o sin el acuerdo de los sindicatos, porque la reforma propuesta es indispensable para evitar el descontrol de las finanzas públicas. El Gobierno propone retrasar la edad de prejubilación de los 58 años a los 60, y reducir el recurso a esta medida, enormemente costosa para la Administración pública, en los procesos de reestructuración de empresas.

SIN TRANSPORTE PUBLICO La huelga general se hizo sentir en el transporte público: la red ferroviaria quedó prácticamente paralizada, incluidas las líneas de alta velocidad con París y Londres; la circulación del metro y autobús quedó reducida al mínimo en la capital, Bruselas, y el servicio de autobuses en el conjunto del país sufrió graves perturbaciones, especialmente en Valonia. La huelga general no afectó al aeropuerto internacional de Bruselas, que funcionó con normalidad.