Unas semanas atrás fue la Escuela de los Gladiadores, después vino la Casa del Moralista y, ayer, un trozo de una calle y un ambiente de los famosos burdeles, petrificados en el año 71 d.C., cuando el Vesubio entró en erupción. Los técnicos explican que Pompeya se viene abajo siempre en la misma zona, donde la tierra ya no engulle el agua de las lluvias.

"Pompeya es una metáfora del país", subrayaban ayer varios comentaristas italianos, con el pesimismo nacional del momento, debido a la crisis interna y la internacional. Sandro Bondi, ministro de Cultura, ha dicho que hay que "evitar alarmas, porque la situación está siendo continuamente controlada por Bellas Artes". El Parlamento debía votar una moción de censura contra el ministro por los hundimientos pompeyanos, pero ayer los diputados decidieron cerrar el Congreso, a la espera del voto sobre una moción de censura contra el Gobierno prevista el próximo día 14.

En los últimos años, las investigaciones judiciales han puesto en evidencia tentativas de la Camorra por hacerse con los beneficios que genera Pompeya. Por otro lado, los gobiernos conservadores han privatizado varios sectores de Bellas Artes y precisamente hoy Bondi debería crear una fundación privada para administrar Pompeya. Sindicatos y Bellas Artes se oponen.