El jefe de la oposición, Ichiro Ozawa, centró su campaña en los problemas cotidianos de los japoneses y las regiones rurales, feudos de la derecha, que se sienten abandonadas. Está considerado un funambulista de la política japonesa, ya que en 38 años ha estado en cuatro partidos. El líder del Partido Liberal, de 65 años, tiene una frágil salud que le obligará a descansar unos días.