La vida de Aung San Suu Kyi no ha variado mucho en 20 años: ha pasado 14 detenida. Pero mientras alternaba arrestos domiciliarios con prisión, su lucha pasaba de anécdota regional a icono global.

Suu Kyi, de 64 años, es hija del general Aung San, héroe de la independencia contra los británicos. Vivió con su madre en la India, estudió en Oxford y trabajó en la ONU en EEUU. Su regreso a Birmania en 1988 para cuidar a su madre coincidió con las marchas prodemocráticas, que lideró. La Junta militar apagó las revueltas con sangre y en 1990 no reconoció los resultados de las elecciones que había ganado Suu Kyi. Hace años que no ve a sus dos hijos y no se le permitió despedirse de su marido, muerto en Londres. Su tenacidad en llevar la democracia a Birmania descansa en sus creencias budistas y la autodisciplina que le viene de padre.