Hoy se cumplen 20 años de la liberación de Nelson Mandela. Dos décadas después de su salida de la cárcel de Victor Versten acompañado de la que entonces era su esposa, Winnie Madikizela-Mandela, su imagen de infatigable luchador por la libertad, de ética indestructible, sigue intacta.

Ni la difícil gestión de la transición surafricana, ni su paso por la presidencia del país, ni los posteriores y arriesgados retos que ha emprendido, como la negociación del conflicto entre Libia y el Reino Unido por el caso Lockerbie o la lucha contra el sida en el país con más infectados del mundo. Nada ha podido hacer mella en el prestigio de un hombre que, aún en vida, ha pasado de personaje a mito. Si el Gobierno del apartheid pensó que con su encarcelamiento el mundo se olvidaría de él, ha sido al revés.

Con 91 años, es una de las figuras de más peso moral y su reconocimiento ha superado fronteras para convertirse, en palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en "un ciudadano global ejemplar".

A pesar que en 1999 decidió no presentarse a la reelección, su agenda continuaba tan llena que en el 2004 tuvo que declarar que se "retiraba de estar retirado". Aun así, no se ha desvinculado totalmente de sus proyectos, especialmente la fundación que lleva su nombre y que se dedica a promover el diálogo y la superación de conflictos, y la organización 46664, por su número de preso, que combate el sida.

Y hace solo dos años aún tenía fuerzas para emprender una nueva iniciativa junto a su esposa, Graça Machel, y el arzobispo de Ciudad del Cabo y Nobel de la Paz, Desmond Tutu. Se trata de The Elders (Los viejos), un "consejo de ancianos de la aldea global", como se definen ellos, que pretende sumar los esfuerzos de personas de prestigio para ayudar en la solución de conflictos.

Pero desde su 90º aniversario, cuando recibió un especial regalo del Congreso de EEUU (la retirada de su nombre de la lista de terroristas de este país), su salud ha ido deteriorándose. Desde entonces Madiba abuelo en xhosa, como se le conoce afectuosamente se ha visto obligado a reducir sus apariciones públicas a cero. La última vez fue para cerrar la campaña electoral de su partido, el Congreso Nacional Africano, en abril pasado.

Disputas

Pero ni tan siquiera Nelson Mandela ha podido mantenerse al margen de las disputas. En julio saltaba la polémica de que su nieto, Mandla Mandela, había vendido los derechos televisivos de los funerales de su abuelo por 300.000 euros. Este hecho fue el inicio de una agria disputa entre la Fundación Mandela y parte de su familia. El director de programas de la Fundación Nelson Mandela para la Memoria y el Diálogo, Verne Harris, declaraba que "hay mucha gente que pretende hacer negocio con la figura de Mandela".