La Iglesia Ortodoxa Rusa podría canonizar al primer presidente de la Rusia pos-soviética, Borís Yeltsin, afirma en su edición del miércoles el diario "Tvoy Dien", que cita a fuentes anónimas en el Patriarcado de Moscú.

Sin dar otros detalles y razones, las fuentes vinculan esta posibilidad con un reciente decreto del presidente ruso, Vladímir Putin, para crear la Biblioteca Presidencial Yeltsin, informó el tabloide en su edición, citada por la radio "Eco de Moscú".

Las fuentes explicaron que el decreto dispone ubicar la sede de la Biblioteca Yeltsin en el histórico Palacio del Santo Sínodo de la antigua capital imperial, San Petersburgo, indicó el diario, que tiene una tirada de 350.000 ejemplares.

Según el Kremlin, la Biblioteca Presidencial Yeltsin, concebida como el centro de toda la red bibliotecaria del país, tendrá filiales en todas las regiones de Rusia, y su inauguración se espera para finales de 2008.

El decreto para crear la Biblioteca Presidencial fue firmado en febrero de este año y el 26 de abril, en su mensaje sobre el estado de la nación, Putin propuso darle el nombre de Yeltsin, el primer presidente de la Rusia pos-soviética, quien había muerto tres días antes.

Yeltsin falleció el 23 de abril pasado a la edad de 76 años a consecuencia de una insuficiencia cardiaca y fue enterrado con honores de Estado en el cementerio del monasterio Novodiévichie, donde descansan personajes ilustres de la historia rusa.

El ex presidente fue el primer jefe de Estado ruso, en más de un siglo, al que le fue oficiada una misa de cuerpo presente en un templo cristiano, en la restablecida Catedral de Cristo Salvador de Moscú, el templo mayor de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

El Patriarca de Moscú y Rusia, Alejo II, calificó a Yeltsin en aquella ocasión como "un personaje histórico y brillante político" que apoyó el renacimiento religioso del país y devolvió numerosos templos a la Iglesia Ortodoxa.

Curiosamente, fue el propio Yeltsin, ya líder de la nueva Rusia, quien animó a las autoridades de Moscú a restablecer esa Catedral, erigida en su día con donaciones del pueblo para honrar la victoria sobre Napoleón Bonaparte, pero dinamitada por los bolcheviques el 5 de diciembre de 1931 para convertirla en una piscina pública.