Inescrutable. Así es como todos los analistas y los equipos de campaña republicanos y demócratas coincidieron ayer en considerar el efecto que puede tener en el resultado electoral de EEUU la carta a los norteamericanos leída el día anterior, en un vídeo enviado a la TV Al Jazira, por el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, quien amenazó con un nuevo 11-S.

El primer sondeo efectuado tras la reaparición del hombre más buscado del mundo mantiene el empate técnico entre los dos candidatos. La encuesta de Zogby/Reuters muestra un minúsculo avance del aspirante demócrata a la presidencia, John Kerry, quien sacó un punto de ventaja (47% a 46%) al presidente, George Bush. El día anterior, los dos candidatos estaban empatados a 47.

"Bush conserva un firme apoyo entre los republicanos, los inversores, los votantes casados y los cristianos renacidos", explicó el gurú de los sondeos John Zogby. "Pero Kerry aumenta su ventaja entre los jóvenes, los negros y los hispanos". Aún así, el demócrata sólo cuenta de momento con el 84% del voto de los negros, que votaron por Al Gore en un 90% hace cuatro años.

INFLUENCIA DECISIVA En cualquier caso, el impacto del mensaje de Bin Laden entre los votantes de EEUU es un misterio. Los expertos sostenían ayer que sería muy escaso, pero en una recta final de la campaña electoral tan igualada cualquier influencia exterior puede ser decisiva. En los primeros compases, los asesores de Kerry parecían visiblemente preocupados de que la nueva amenaza de Al Qaeda refuerce la posición del presidente, al que los estadounidenses consideran más capacitado para hacer frente al terrorismo. Pero pronto reaccionaron. "¿Cómo puede ese grotesco asesino de masas aparecer en la televisión mundial más de tres años después del 11-S?", se preguntó Richard Holbrooke, consejero de política exterior de Kerry. "¿Cómo es que no lo hemos capturado, si tan efectiva iba a ser la Administración de Bush en su guerra contra el terror?", añadió.

Especialistas del espionaje han hallado indicios de que la grabación difundida el viernes fue realizada hace menos de una semana, lo que demuestra que el artífice del 11-S ha superado indemne las operaciones militares de EEUU para acabar con él.

EL RECUERDO DE MADRID No obstante, ese argumento --que Bush ha fracasado en su persecución del cabecilla del mayor ataque terrorista de la historia-- no tiene por qué calar en el electorado norteamericano, que tradicionalmente hace piña en torno a su presidente en cuanto se siente amenazado. Además,"el hecho de que Bin Laden diese a conocer su presencia a través de una videocinta, en vez de hacerlo con un ataque al estilo del de Madrid en el que perecieron 191 personas el 11-M puede ser visto por los votantes como una prueba de que Bush ha cumplido con su tarea de proteger a la población" norteamericana, escribió ayer Dana Milbank en The Washington Post.

Hasta los estrategas demócratas reconocen el peligro de que el vídeo de Bin Laden reavive el pánico ciudadano por el terrorismo, lo que sin duda beneficiará a Bush. Por ello, Kerry saltó enseguida a la palestra para acusar de nuevo a Bush de haber dejado escapar al líder de Al Qaeda cuando lo tenía acorralado en Tora Bora (Afganistán) y distraer la persecución de los autores del 11-S y la verdadera guerra contra el terrorismo al embarcarse en la catastrófica guerra de Irak. El aspirante aseveró: "Hoy estamos pagando el precio de ese error".

La respuesta de Bush fue vitriólica: "Desgraciadamente, mi oponente sigue diciendo cosas falsas y acusando a nuestros militares". Un directo al mentón del senador que escandalizó a los políticos demócratas, quienes acusaron al presidente de "aprovechar un hecho tan grave para intentar sacar beneficio político de la situación", en palabras de Joe Lockhart, cercano colaborador de Kerry.

Aunque quizá lo más notorio es que la Casa Blanca no ha elevado el nivel de alerta antiterrorista después del vídeo, a pesar de que siempre sostuvo que los mensajes de Al Qaeda podían ser empleados para activar células terroristas durmientes. Probablemente, el candidato republicano no quiere que los electores acudan a las urnas sintiéndose todavía más amenazados.