En Bucarest y en Vilna, Bush ha demostrado que Rusia no lidera el eximperio soviético y ha recordado a la UE que los nuevos socios de la OTAN son más pronorteamericanos que no europeístas. Putin puede castigar Chechenia y ser socio menor en la operación militar petrolera de Irak, pero no dictar condiciones ni hacer reflexiones de mal gusto, como que la lucha antiterrorismo pasa por Islambad y Riad. Es imposible visualizar, en menos palabras y tiempo, la hegemonía de Washington. El imperio contrataca donde hace más daño.