Con una gran expectación mundial como telón de fondo, el jefe de inspectores del desarme de la ONU, Hans Blix, presenta hoy ante el Consejo de Seguridad su tercer informe, que también podría ser el último, si los halcones de Washington se imponen sobre la mayoritaria voluntad pacifista internacional y desencadenan ya la guerra contra el régimen de Sadam Husein.

Aunque el veterano diplomático sueco se ha esforzado en mantenerse imparcial, es consciente de que los dos bandos enfrentados del Consejo emplearán su evaluación para reforzar sus respectivas tesis. Así, Estados Unidos y sus leales --Gran Bretaña y España-- argumentarán que Irak sigue desafiando a la ONU y es necesario desarmarle ya por la fuerza. Francia y sus aliados insistirán en que hay que continuar las inspecciones porque están funcionando.

"La gente aspira a que yo dé la luz verde o la roja (para la guerra) pero es el Consejo de Seguridad el que tomará la decisión", declaró Blix ayer. No obstante, en declaraciones previas a su crucial informe de hoy, no ocultó su esperanza de que "no sea demasiado tarde" para desarmar a Sadam por vía pacífica, y evaluó positivamente el comportamiento reciente del régimen iraquí.

"MAS COOPERACION"

"Ha habido ahora bastante más cooperación" por parte de Irak, aseguró Blix, que explicó que este cambio de actitud se ha producido en el último mes. El diplomático afianzó este juicio positivo en el comienzo del desguace de sus misiles Al Samud 2, en el permiso dado a los inspectores para entrevistar privadamente a siete científicos iraquís y en la aportación de documentos y desentierro de bombas químicas R400.