El jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, y el director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed el Baradei, acusaron ayer a Irak de no haber colaborado lo suficiente en las tareas de desarme. Camino de Bagdad, los hombres de cuyo informe dependerá en gran medida el futuro de este conflicto, aprovecharon una escala en Londres para reunirse con el primer ministro, Tony Blair, y lanzar una nueva advertencia a Sadam Husein.

"No tenemos la respuesta que desearíamos", dijo Blix. "Lo que no ha funcionado", explicó, "es la presentación por parte iraquí de materiales prohibidos o de pruebas que muestren que esos materiales han sido destruidos. Si no hay una respuesta positiva", añadió, "nuestro informe del viernes (el 14 de febrero) no será como nos gustaría que fuera".

En la misma línea, El Baradei pidió un "cambio drástico" en la actitud de Irak. "Nuestra misión este fin de semana en Bagdad es crucial, y espero que podamos obtener el cien por cien de cooperación", manifestó. Blair les dejó claro que no cree que "más inspecciones puedan resolver la crisis".

El primer ministro reconoció ayer en un programa de la BBC sus dificultades para convencer a la opinión pública, pero espera lograrlo con una segunda resolución de la ONU. Apuntó que "el voto por mayoría en el Consejo de Seguridad" bastaría para atacar.