Los insurgentes talibanes no se lo están poniendo fácil a las fuerzas de la OTAN que, encabezadas por los marines estadounidenses y con la participación del Ejército afgano, afrontaron ayer el tercer día de la mayor ofensiva en Afganistán desde la caída del Gobierno talibán en el 2001. Oficiales de EEUU admitieron que deben enfrentarse a una seria resistencia en algunas áreas llevada a cabo mediante disparos, francotiradores y bombas trampa.

Sin embargo, la evaluación de los progresos de la ofensiva de la coalición en la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán, considerada bastión talibán, presentaba ayer considerables diferencias. Fuentes del Ejército afgano informaron de que las inmediaciones de Marjah, epicentro de la operación, y la vecina Nad Ali ya estaban limpias de insurgentes. En lo que todos parecen coincidir es en que la ofensiva se prolongará durante semanas hasta conseguir el objetivo de devolver al Gobierno afgano el control de la zona tomada por los insurgentes.

El Gobierno de Afganistán hizo ayer un llamamiento a este sector de la insurgencia que ha optado por resistir para que se acojan a la oferta de reconciliación nacional tras la advertencia de que se combatirá hasta garantizar el control de la zona.

Las fuerzas de la coalición informaron ayer de que descartarán la utilización de artillería pesada para evitar errores como los que el domingo pasado costaron la vida a 12 civiles cuando dos proyectiles se desviaron de su trayectoria y fueron a impactar contra una casa en la localidad de Nad Ali. Así lo anunciaron ayer en una rueda de prensa conjunta en Helmand el ministro afgano de Defensa, Abdul Rahim Wardak, el de Interior, Mohamed Hanif Atmar, y el jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, Stanley McChrystal. Este pidió perdón al presidente afgano, Hamid Karzai, por el error mortal.

El titular de Interior informó de que la fuerza aliada estará en contacto permanente con los ancianos notables de la zona para consultarles sobre la táctica militar a seguir después de descartar el uso de artillería pesada.

27 TALIBANES FALLECIDOS El último balance de víctimas en la operación Moshtarak, según fuentes oficiales afganas, es de 27 insurgentes talibanes y dos soldados de la coalición muertos, a los que hay que sumar los 12 civiles fallecidos el domingo. Sin embargo, el portavoz de los talibanes, Muhammad Yousuf Ahmadi, según la agencia afgana AIP, aseguró que en un ataque realizado en Majdah se acabó con la vida de 13 soldados, cifra que no cuenta con la confirmación de la OTAN.

El general estadounidense Stanley McChrystal sostuvo que la ofensiva está siendo liderada por las fuerzas afganas y no escatimó elogios en el trabajo conjunto que están llevando a cabo. En última instancia, el objetivo es que las fuerzas afganas se hagan cargo progresivamente de la seguridad del país, a la vez que quieren plantear una oferta de diálogo a los insurgentes que se avengan a desligarse de la red terrorista Al Qaeda.