La tercera reunión entre una delegación de Seúl y los talibanes sobre los 21 rehenes surcoreanos concluyó ayer en Afganistán bajo el máximo secretismo.

La liberación de dos cautivas enfermas, que había sido anunciada el sábado por los propios talibanes, no se materializó, después de que los rebeldes decidieran, por el momento, dar marcha atrás. Ayer se volvía a especular con que puedan ser liberadas hoy.

Las conversaciones sobre la suerte de los secuestrados se iniciaron el viernes por la noche y se celebran en un edificio de la Media Luna Roja en pleno centro de Ghazni, cuyo acceso está totalmente prohibido a la prensa. Los rehenes surcoreanos, 23 misioneros evangelistas (16 mujeres y 7 hombres), fueron secuestrados el 19 de julio. Los talibanes piden, a cambio de su liberación, la excarcelación de varios camaradas.

Mientras tanto, la violencia no cesa en Afganistán. Cinco soldados de la fuerza internacional y un intérprete afgano fallecieron ayer en tres incidentes, que ocurrieron por separado. Tres de los soldados y el traductor murieron al estallar un artefacto al paso del vehículo en el que circulaban.