Al mismo tiempo que el Gobierno de facto de Honduras se hacía jalear por manifestaciones cada vez más nutridas, el Parlamento que entronizó al nuevo presidente, Roberto Micheletti, reforzó el toque de queda y restringió aún más durante la noche las garantías constitucionales de libertad personal, asociación, circulación y tiempo de detención. La policía intensificó la búsqueda de docenas de líderes populares que se encuentran bajo las piedras.

Mientras, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, anunció que viajará hoy a Tegucigalpa para reunirse con Micheletti. El primero espera lograr la restitución del presidente depuesto, Manuel Zelaya.