Un atentado mortal contra el Ejército en Irlanda del Norte convierte a los disidentes republicanos en una amenaza de peso para la paz en Irlanda del Norte. El IRA Auténtico, una de las bandas discrepantes del IRA que rechazaron el Acuerdo de Viernes Santo, asesinó en la noche del sábado a dos soldados británicos e hirió a cuatro personas. La organización reivindicó ayer el ataque en una llamada efectuada a un diario de Dublín.

El incidente tuvo lugar en la base militar de Massereene, a las afueras del condado de Antrim, sede del Regimiento de Ingenieros número 38, a unos 25 kilómetros de Belfast. El suceso causó una profunda conmoción entre los norirlandeses, obligados a rememorar de golpe la pesadilla de 30 años de violencia que creían haber dejado atrás.

EL ULSTER, UN LUGAR SEGURO El primer ministro británico, Gordon Brown, al igual que todas las fuerzas políticas, condenó el atentado, insistiendo en que el suceso no hará descarrilar el proceso de paz. "Haremos todo lo que esté en nuestra mano para asegurarnos de que Irlanda del Norte es un lugar seguro y para que los asesinos comparezcan ante la justicia; ningún asesinato puede hacer descarrilar el proceso de paz, que ha sido respaldado por la gran mayoría de la gente en Irlanda del Norte", señaló Brown. Los dos soldados muertos son los primeros militares británicos asesinados en el Ulster en los últimos 12 años.

El atentado tuvo lugar hacia las 21.40 horas, cuando dos repartidores de la cadena de pizzerías Domino se presentaron en la base militar para entregar unas pizzas que 20 minutos antes les habían encargado los soldados. Cuatro de ellos se acercaron a la entrada para recoger la comida. En ese momento, y desde un coche, al menos dos hombres armados con rifles automáticos comenzaron a disparar indiscriminadamente contra ellos, rematando con una segunda ráfaga de balas a las víctimas que habían caído al suelo antes de darse a la fuga. Los dos soldados muertos eran jóvenes veinteañeros que debían incorporarse muy pronto a las fuerzas desplazadas en Afganistán.

Entre los cuatro heridos se hallan los dos empleados de la pizzería, que nada sabían de la trama terrorista. Uno de los hospitalizados en el Antrim Area Hospital se hallaba ayer en estado crítico, siendo la condición de otros dos ingresados muy grave. "No tengo duda alguna de que han intentado realizar una masacre", afirmó el inspector jefe de la policía de Irlanda del Norte, Derek Williamson, quien hizo un llamamiento a la colaboración ciudadana para detener a los culpables.

FUEGOS ARTIFICIALES Algunos de los vecinos que viven cerca de la base militar comentaron haber oído los disparos, pero creyeron que se trataba de fuegos artificiales. Solo se percataron de lo que realmente ocurría cuando escucharon las sirenas de las ambulancias y de la policía.

La noticia del atentado fue recibida con consternación y condenada por todas las fuerzas políticas norirlandesas. Martin McGuinness, actual viceprimer ministro de la autonomía norirlandesa y antiguo miembro del IRA, declaró que nadie debe hacer nada que ponga en peligro a Irlanda del Norte. "Apoyé al IRA durante el conflicto y yo mismo era un miembro del IRA, pero la guerra ha terminado", afirmó McGuinness. La gente responsable de los incidentes de la pasada noche está indicando claramente que quiere volver a la guerra, o reiniciarla", añadió.

El ministro principal para Irlanda del Norte, el unionista Peter Robinson, calificó lo ocurrido "como un terrible recuerdo de los acontecimiento del pasado" y pidió "a todos" que "cumplan con su deber", para "derrotar a esa gente". Robinson y McGuinness, ambos a cargo del Gobierno de Stormont, decidieron aplazar un viaje que tenían previsto realizar juntos a EEUU.

SERIA AMENAZA El atentado se produjo 36 horas después de que el jefe de la Policía de Irlanda del Norte, Hugh Orde, alertara de que la amenaza de un ataque terrorista contra policías y personal militar era la más elevada de la última década. Orde confirmó que se había encomendado a los soldados del servicio de inteligencia del Special Reconnaissance Regiment la tarea de vigilar a los disidentes republicanos.

Tras el ataque, el responsable policial negó cualquier conexión entre ese comentario y el mortal tiroteo. También explicó que no hay intención de desplegar más fuerzas especiales en la provincia. En los momentos más dramáticos del conflicto sectario llegó a haber allí desplazados 27.000 soldados británicos. En la actualidad hay unos 5.000.

Ayer, cerca de la base militar, centenares de feligreses de diferentes confesiones cristianas se unieron en una plegaria conjunta. El Gobierno de EEUU, por su lado, se unió ayer a la voces de repulsa. "Hacemos un llamamiento a todas las partes de Irlanda del Norte para que rechacen explícitamente estos actos de violencia absurdos", afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood.