Una noticia que a buen seguro agradará a muchos iraquís, por mucho que rezume oportunismo electoral. A dos días de la celebración de unas importantes elecciones provinciales --la primera ocasión en que los iraquís acudirán a las urnas desde el 2005--, las autoridades de Bagdad anunciaron ayer la no renovación del contrato de la empresa de seguridad Blackwater, protagonista de un controvertido tiroteo en el 2007 en la plaza Nisur de Bagdad en el que se produjeron 17 muertes, 14 de ellas "sin justificación", según dictaminó el FBI estadounidense. "El contrato se ha acabado y no será renovado según la orden del Ministerio del Interior debido al incidente del tiroteo en el 2007", dijo Abdel Karim Jalaf, portavoz del Ministerio.

A nadie se le escapa que la revocación de la licencia de una odiada sociedad, responsable de graves excesos en las calles de Bagdad y de otras ciudades iraquís con el resultado de decenas de muertos, será bien acogida por la opinión pública local en este periodo preelectoral. "Blackwater ha intentado por todos los medios invalidar esta decisión, pero nosotros hemos dicho no ", subrayó el general Jalaf para demostrar la firmeza del Gobierno de Nuri al Maliki.

OLA DE INDIGNACION La masacre de mayo del 2007, que provocó una ola de indignación en Irak, está pendiente de juicio en EEUU. Agentes de Blackwater abrieron fuego en el centro de Bagdad. Dos helicópteros de la compañía dispararon contra la multitud que huía.

Desde el 1 de enero, y según el acuerdo de seguridad firmado entre EEUU y Bagdad, los trabajadores de empresas de seguridad extranjeras pueden ser perseguidos por la justicia iraquí.