Nuevo juicio en Irak contra altos cargos de la dictadura del fallecido Sadam Husein. En esta ocasión, se sienta en el banquillo de los acusados Tarek Aziz, al que llamaban la cara amable del régimen. Aziz debe responder, junto a otros siete acusados, de la ejecución de 42 comerciantes iraquís en 1992. Entretanto, ayer prosiguieron los combates en Bagdad de soldados estadounidenses e iraquís contra radicales chiís. El balance fue de cerca de una treintena de muertos y varias decenas de heridos.

El juicio arrancó con varias horas de retraso por problemas de organización. Los hechos juzgados se remontan a la época en que Irak vivía bajo el embargo impuesto por la ONU como castigo a la invasión de Kuwait en 1990. Los comerciantes ejecutados fueron acusados de especular con los precios de los alimentos y se les condenó a muerte.

"A pesar de que formaba parte del régimen, todo el mundo sabe que mi padre no tiene nada que ver con este asunto", declaró ayer Ziyad, hijo de Aziz. En su opinión, se ha resuelto llevar a su padre ante los tribunales "para que no pueda beneficiarse de la ley de amnistía que ha aprobado el Gobierno iraquí". "Mi padre no ha sido acusado por ningún familiar", añadió. La familia del que fuera viceministro de Sadam está preocupada por los problemas de salud del acusado. Aziz, un cristiano caldeo de 73 años, sufre de diabetes, de alta tensión sanguínea y tiene la pierna izquierda paralizada.