Las nuevas autoridades de Irak quieren que el resto de estados árabes empiecen a considerarles como un igual. Ese es el mensaje que el presidente iraquí, Gazi Al Yauar, transmitió a sus homólogos en la cumbre de jefes de Estado de la Liga Arabe, que ayer comenzó en Argel y que se clausurará hoy. "Queremos que los países árabes dejen de estar a la espera, que abandonen esta inercia hacia Irak y que nos ofrezcan una ayuda clara y sólida", declaró el ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Hoshyar Zebari.

"Queremos que el mundo árabe esté de nuestro lado y nos apoye", insistió Zebari, temeroso de que se perpetúe la actual situación, en que numerosos países árabes mantienen una relación a medio gas con las nuevas autoridades iraquís. Muchos estados árabes ni siquiera tienen embajadores en Bagdad y su representación se reduce a encargados de negocios.

El encuentro de Argel ha quedado marcado por las diferencias entre los países árabes respecto a la normalización de las relaciones con Israel. Mientras estados como Siria se niegan en redondo a cualquier acercamiento, al menos 10 países árabes podrían anunciar próximamente la normalización.

LA ESTRATEGIA DE LA PAZ En cualquier caso, la cumbre no será la del reconocimiento del Estado hebreo. Los 22 países presentes han acordado respetar el espíritu de la propuesta que Arabia Saudí presentó en el 2002 en Beirut, que condiciona el reconocimiento a la devolución de las tierras ocupadas en 1967 y la creación del Estado palestino.

En su discurso de apertura, el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, insistió en que "la paz con Israel es una opción estratégica" para el mundo árabe, pero que sólo es posible a partir de un intercambio de paz por territorios. La cumbre debe servir también para acordar una reforma de la Liga Arabe.