En medio de la caótica posguerra, Irak dio ayer un paso hacia la normalización y eligió un Consejo de Gobierno transitorio, de 25 miembros, en el que están representados los principales grupos políticos, religiosos y étnicos del país. Promovido por EEUU, este primer Gobierno de la era post-Sadam deberá hacerse cargo de los asuntos políticos, económicos y sociales del país y, aunque tendrá poderes ejecutivos, actuará siempre bajo la supervisión de Paul Bremer, administrador civil estadounidense y representante de las fuerzas ocupantes, que calificó de "histórico" el día de ayer.

En un gesto altamente simbólico, la primera decisión del Consejo de Gobierno fue declarar fiesta nacional el 9 de abril, día en que las fuerzas de EEUU entraron en Bagdad sin apenas resistencia, en lo que se consideró la caída definitiva de Sadam Husein. Junto con ello, el Gobierno abolió todas la fiestas relacionadas con el depuesto régimen. "Sadam ha sido lanzado a la basura de la historia y no va a volver", clamó Mohamed Bahr al-Ulum, un clérigo shií miembro del Consejo.

NUEVA CONSTITUCION

Entre otras prerrogativas, el Consejo de Gobierno tendrá derecho a nombrar ministros, a aprobar el presupuesto nacional, a revisar leyes y a nombrar un comité de expertos para redactar una nueva Constitución, aunque la autoridad principal seguirá en manos del equipo de Bremer, que tendrá derecho a veto sobre todas las decisiones. Además, la seguridad seguirá siendo responsabilidad del estadounidense, según informaron fuentes de la ONU.

El Consejo de Gobierno está integrado por 14 representantes shiís, cuatro sunís, cinco kurdos, un cristiano y un turcomano, una división de poder que quiere corresponder a la división étnica y religiosa del país, donde el 60% son shiís. Tres mujeres --dos shiís y la turcomana-- y un comunista forman parte del nuevo Ejecutivo, cuyo mandato acabará en cuanto se celebren las primeras elecciones democráticas, a mediados del 2004 como muy pronto. El Consejo puede nombrar un presidente o un comité restringido de cinco miembros.

La primera dificultad del Consejo será vencer el escepticismo de los iraquís, que desconfían de la forma en que Bremer ha llevado a cabo el proceso de selección de sus integrantes, a muchos de los cuales reprochan sus años de exilio mientras ellos sufrían. Ayer, en The New York Times, el administrador civil de EEUU insistió en que el Consejo "no es un grupo de amigos de la coalición", sino un equipo capaz de enfrentar los problemas.

Por otro lado, las fuerza de ocupación lanzaron el sábado una operación militar de castigo, bautizada como operación Serpiente de Hiedra, destinada a erradicar las bolsas de resistencia en el norte y centro de Irak.