El Gobierno iraquí prometió ayer a Turquía hacer lo posible para mantener a raya a los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que usan su santuario en el norte de Irak para infiltrarse por la frontera y atacar a las fuerzas turcas.

El titular de Exteriores turco, Alí Babacan, viajó ayer a Bagdad y su homólogo iraquí, Hoshiyar Zebari, le prometió que el Gobierno restringirá la capacidad de movimiento de los rebeldes kurdos y atajará sus vías de financiación. Poco después, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, anunció que Bagdad "cerrará las oficinas del PKK" y prohibirá a "este grupo terrorista" operar en suelo iraquí.

Babacan rechazó la oferta de alto el fuego condicional del PKK. Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, insistió, tras un encuentro en Londres con su homólogo británico, Gordon Brown, en que Ankara apuesta por la vía diplomática pero puede usar el mandato que le ha otorgado el Parlamento "para emprender una operación a través de la frontera en cualquier momento".

El rotativo estadounidense Chicago Tribune señaló ayer que EEUU está considerando lanzar ataques aéreos contra las bases del PKK, en el norte de Irak, para evitar una ofensiva turca en territorio iraquí. El portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, se limitó a señalar que "Washington busca una solución diplomática".