Tan solo 24 horas después de que se haya celebrado el referéndum de independencia del Kurdistán iraquí —del que se desconocen aún los resultados oficiales— las autoridades de esta por el momento región de Irak ya se han quedado solas. Nadie en Oriente Medio —exceptuando Israel— se muestra dispuesto a tratar con el presidente del Kurdistán iraquí, Masoud Barzaní; y el Gobierno de Irak, que hasta la celebración del referéndum se mostraba abierto a la negociación, ahora se niega a hacerlo, lo que supone un problema para las autoridades kurdas de Erbil. Barzaní convocó este referéndum —no vinculante— para, después, empezar a negociar la independencia del Kurdistán con el Gobierno central: pero, parece, el presidente kurdo se sentará solo en la mesa.

«No estamos preparados para discutir de los resultados del referéndum porque es inconstitucional», dijo el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, en un discurso después de la votación: Al-Abadi concurre a las elecciones el año que viene y no puede permitirse perder un tercio del territorio de su país; justo una parte con enormes reservas de petróleo.

Y no sólo es el Gobierno de Irak el que amenaza. El Ejército de Irak empezó este martes, junto con los de Irán y Turquía, maniobras militares en la frontera norte del país, en la zona turca. Irán, además, cerró su frontera con el Kurdistán iraquí, algo que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también amagó a hacer. «Si cerramos la válvula —todo el petróleo kurdo pasa por Turquía para llegar al resto del mundo—, todo este asunto se acaba. Todos sus ingresos vienen de ahí. Se quedarán sin nada que comer», amenazó este martes Erdogan, que fue más allá: «Tenemos sobre la mesa todas las opciones para parar la independencia de este territorio. Medidas económicas y militares [el cierre de] los espacios aéreos y terrestres, todo se está evaluando. Nos equivocamos con Barzaní. Tras pasar por la mejor época de relaciones en la historia, esta decisión [del plebiscito] es una traición abierta a nuestro país», dijo Erdogan. Sólo Estados Unidos ha dicho que no cambiará su relación con los kurdos de Irak.

Noche de celebración

Y, sin embargo, la primera noche tras el referéndum, en el Kurdistán iraquí, ha sido de fiesta. En la votación, según el Gobierno regional, participó el 72% de la población, una tasa de participación que primero subió y después bajó a causa de que, para este referéndum, no había un censo claro.

Erbil ha anunciado que dará el resultado definitivo entre el miércoles y jueves, pero se espera que el ‘sí’ sea abrumador. Pese a las circunstancias —crisis económica a causa de la caída del precio del petróleo, la guerra contra el Estado Islámico y críticas de ciertos sectores de la población contra la «corrupción y abuso del Gobierno regional»— la gran mayoría de kurdos sueñan con un Estado llamado Kurdistán.

Divididos entre Irak, Irán, Turquía y Siria tras la caída del Imperio Otomano, la mayoría de kurdos de estos países ven con buenos ojos el referéndum; algo que no comparten sus dirigentes. En Turquía, la guerrilla del PKK y el partido pro-kurdo HDP abogan por un sistema autonómico «a la española». Y en Siria, a causa de la guerra, los kurdos ya son autónomos respecto a Damasco, algo que el régimen de Bashar el-Asad se ha mostrado abierto a negociar y establecer «una vez termine el conflicto».