Irak vivió ayer la jornada más cruenta desde la celebración de las elecciones del pasado día 15, cuyos resultados parciales fueron contestados en la calle por miles de manifestantes. Al menos 23 iraquís, entre ellas una decena de policías, murieron en distintos actos de violencia por todo el país.

El atentado más grave ocurrió en la ciudad de Balad, al norte de Irak, cuando un suicida acabó con la vida de 10 personas al lanzarse con una bicicleta cargada de explosivos contra una mezquita shií cuando los fieles se acercaban al templo. Poco antes, un grupo de hombres armados asaltó un puesto de control de carretera cercano a Baquba y dio muerte a 10 agentes de policía. En Bagdad, un civil murió en el fuego cruzado entre fuerzas de EEUU y rebeldes. También en la capital, dos soldados estadounidenses perdieron la vida ayer y otros dos el jueves.

Mientras, la protesta por los resultados electorales saltó ayer del ámbito de los partidos políticos a las calles de las principales ciudades del país. Miles de iraquís, convocados por más de una treintena de partidos shiís laicos, sunís y liberales, exigieron a la Comisión Electoral Independiente una revisión de los resultados. Las manifestaciones más numerosas tuvieron lugar en Bagdad y en Tikrit, ciudad natal de Sadam Husein.