Tras haber bloqueado las visitas durante un año, Irán ha permitido a los inspectores de la ONU acceder a un reactor nuclear en construcción e incrementar el nivel de vigilancia en otro, indicaron ayer fuentes diplomáticas. Sucedió la semana pasada en Arak.

El régimen teocrático de Teherán ha adoptado esta medida en vísperas de un informe crucial que debe elaborar el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sobre el programa nuclear iraní. La Administración de Barack Obama se apresuró a afirmar que, pese a todo, Irán no cumple aún con sus obligaciones respecto a la actividad nuclear, que son las de una "cooperación total".

Irán insiste en que su programa nuclear solo persigue fines civiles y pacíficos, pero Occidente sospecha que intenta hacerse con la bomba atómica. La OEIA debe emitir la próxima semana un nuevo informe sobre el programa nuclear iraní y se espera que, en base a dicho informe, EEUU, Gran Bretaña, Francia y Alemania intenten convencer a Rusia y China de la necesidad de decretar nuevas sanciones contra Teherán. La cancillera alemana, Angela Merkel, habló ayer de más sanciones en el campo de la energía porque, en la cuestión nuclear, "no ha habido avances identificables".

EL SERMON Si la presión externa no da tregua, la crisis interna tampoco remite. El ayatolá Ahmad Yanati, jefe del Consejo de los Guardianes, uno de los órganos más poderosos del régimen, utilizó ayer el sermón del viernes para instar al poder judicial iraní a ordenar el arresto de los líderes de las protestas desatadas tras las elecciones presidenciales. Aunque no los citó por su nombre, quedó claro que se refería a los excandidatos reformistas Mirhusein Musavi y Mehdi Karrubi. "¿Por qué no han sido arrestados y prosiguen sus actividades de forma libre?", señaló el ayatolá.