Vida Movahedi, al ver las protestas que, a finales del 2017, empezaban a esparcirse por Irán, decidió que ella también participaría. Los manifestantes criticaban al Gobierno por la falta de perspectivas económicas. Pero la batalla de esta mujer de 31 años era otra.

El 27 de diciembre del 2017, Movahedi subió a una caja del sistema eléctrico en la calle, se quitó el hijab y, atándolo a un palo, empezó a ondearlo. Alguien colgó la escena en internet y, en pocos minutos, Movahedi fue detenida. Desde entonces su paradero es desconocido.

En Irán, desde la Revolución islámica de 1979, la ley obliga a las mujeres a llevar el hijab en sitios públicos: es uno de los países del mundo que lo impone a todas las mujeres: Musulmanas, cristianas, judías, ateas —aunque el ateísmo no sea legal—, turistas, diplomáticas. Todas las mujeres, si están en territorio de la República Islámica de Irán, deben ponerse el velo.

La acción de Movahedi, ahora, ha vuelto a poner el tema a debate. Su vídeo se volvió viral en internet: desde su publicación, otras 29 mujeres iranís han sido detenidas por hacer lo mismo, por quitarse el velo en público. "La acción de Movahedi es extremadamente valiente, pero no es nueva. Está dentro de una campaña en internet iniciada hace años. Hace mucho tiempo que las mujeres luchamos por nuestros derechos", dice Samira Mohyeddin, una periodista iraní que vive ahora en Canadá.

En el 2014, una activista iraní empezó la campaña ‘Miércoles blancos’, en la que invitaba a paisanas suyas a salir a la calle con velos blancos y quitárselos para desafiar al régimen. El 27 de diciembre del 2017 cayó en miércoles. Vida Movahedi llevaba un hijab blanco.

Símbolo del sistema

"No vamos en contra del velo. No tenemos nada en su contra. Protestamos por su imposición", dice Mohyeddin, que considera que el velo, en Irán, es una pieza fundamental del sistema instaurado en 1979. "Es su símbolo. El rasgo más visible de la República Islámica. Sin la obligación de llevar hijab el sistema se quedaría en casi nada", explica.

En febrero de 1979, después de años de protestas, el 'sha' huyó de Irán. La monarquía cayó, la revolución triunfó y el ayatolá Jomeini volvió para instaurar la República Islámica. Sus primeras acciones de Gobierno, en consecuencia, fueron encaminadas a des-secularizar el país.

En tan solo un mes instauró el nuevo código de vestimenta, según el cual las mujeres, por imperativo legal, deben vestir con hijab y ropa larga y holgada siempre que estén fuera de casa: las formas de sus cuerpos no deben poder ser visibles. A los hombres, por su parte, se les prohíbe vestir con pantalón corto.

"Hace 40 años que hay mujeres que protestan contra esto. Pero esta vez parece distinto. Soy optimista de que algo va a cambiar", dice la periodista. Dentro del sistema político iraní existen dos poderes: el Gobierno y la Presidencia, ostentada por Hasan Rohaní; y el Consejo de Guardianes de la Revolución y el ayatolá, "el líder supremo", Jameneí. Son estos últimos, en teoría de tendencia más conservadora que Rohaní, los que tienen la última palabra.

Y es precisamente en esta pugna de poder asimétrico, según los expertos, por lo que las protestas tienen posibilidades de triunfar. "Rohaní puede utilizarlas para poner presión a la Guardia Revolucionaria —explica Hadi Ghaemi, director del Centro por los Derechos Humanos en Irán—. Las protestas de estas mujeres llegan en un momento en el que muchos iranís creen que ha llegado la hora de algún tipo de cambio".

Un cambio que aún queda un poco lejos: "De momento son solo un movimiento civil. No político. Las protestas son por el código de vestir, para pedir igualdad entre el hombre y la mujer. Pero si siguen y aumentan tendrán consecuencias políticas. El velo es la clave del régimen iraní", dice Ghaemi.

Rohaní, atado

Aunque no ha hecho ninguna mención a las protestas, el presidente iraní, Hasan Rohaní, a través de sus asesores, ha dejado entrever que no vería con malos ojos cambiar la ley: permitir que las mujeres puedan escojer si ponerse el hijab o dejarlo aparcado en casa.

Para Mohyeddin, sin embargo, Rohaní, aquí, no puede hacer nada. "Rohaní podría salir mañana y decir: 'De acuerdo. A partir de hoy el velo no es obligatorio'". Pero ¿y qué?. Rohaní no hace la ley; la hace la Guardia Revolucionaria", explica la periodista iraní, que dice, además, que eso nunca pasaría: "Rohaní dice ser moderado, pero está a favor de que se imponga el hijab sobre las mujeres. Además, como el velo es el símbolo más profundo de la República islámica, no puede haber República islámica sin velo. Que deje de imponerse sería el inicio del fin del sistema".