Lejos de amilanarse por el revuelo que causó el lunes su anuncio de que ya es capaz de enriquecer uranio a gran escala, Teherán elevó ayer la temperatura de su pugna con la ONU. La andanada la lanzó el director del Organismo de Energía Atómica iraní, Gholam Reza Aghazadeh, al afirmar que Irán lo tiene "planificado para instalar 50.000 centrifugadoras" en Natanz, 300 kilómetros al sur de la capital. Con estos equipos a pleno rendimiento --lo que, según los expertos, requeriría todavía entre uno y dos años--, Irán podría producir suficiente combustible nuclear para sus centrales generadoras de electricidad, pero también para fabricar cabezas atómicas para sus misiles.