Irán se mantuvo ayer inflexible en su decisión de enriquecer uranio, una medida que envía casi de forma automática su dosier nuclear hasta el Consejo de Seguridad de la ONU, que podrá imponer sanciones.

El representante iraní se reunió ayer en Viena, a petición suya, con la troika europea (Alemania, Francia y Gran Bretaña) y el alto representante de política exterior de la UE, Javier Solana, para abordar el espinoso asunto del enriquecimiento de uranio. "La condición previa necesaria para volver a las negociaciones entre la UE e Irán es la suspensión total de las actividades de enriquecimiento de uranio, incluidas las de investigación y desarrollo", declaró el ministro de Exteriores alemán, Walter Steinmeier. Teherán se volvió a negar y juró que lo destinará para uso civil y no para construir bombas.

Rusia ha propuesto enriquecer el uranio en su territorio, algo que permitiría a Irán salir de este embrollo y acceder a la energía que desea.