Los técnicos en la planta de conversión de uranio de Isfahan, en Irán, empezaron ayer a romper los precintos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), organismo de la ONU encargado de velar por la no proliferación nuclear. Una vez retirados los equipos, Teherán podrá reactivar la instalación nuclear en la que se convierte concentrado de uranio en hexafloruro de uranio que, en un proceso separado, se usa para enriquecer uranio.

EEUU condenó la medida. "Es una nueva muestra del desprecio de Irán por las preocupaciones internacionales", dijo el portavoz de EEUU en los organismos internacionales, Matt Boland.

ALARMA EN LA UE El Alto Representante para la Política Exterior de la Unión, Javier Solana, llamó a Teherán a no traspasar la "línea" entre energía nuclear de uso civil y la de uso militar. La UE había convocado una reunión urgente de la Junta de Gobernadores de la AIEA, suspendida ayer ante el desacuerdo sobre el contenido de la resolución. Hasta ahora, los europeos se han enfrentado a los países en desarrollo en la Junta, que no aceptan un texto que pueda entenderse como una negación de los "derechos legítimos" de Irán a acceder a la tecnología nuclear. Los países occidentales creen, en cambio, que permitir a los iranís enriquecer uranio supone un riesgo de proliferación ya que durante 18 años ocultaron actividades nucleares.

Poco antes de reiniciar las actividades en la central de Isfahan, Irán rechazó como "inaceptables" las propuestas de la troika europea (Alemania, Francia y Gran Bretaña) con ofertas de cooperación nuclear, comercial y política, pero negando a las autoridades iranís la capacidad de enriquecer uranio. "Las propuestas europeas son un insulto a Irán, así como una violación del Tratado de No Proliferación (TNP)", dijo el director de la organización iraní para la energía atómica, Gholamreza Aghazadeh.