La reina Isabel II de Inglaterra inició ayer una visita de Estado de tres días a Francia para conmemorar el centenario de la Entente Cordiale, la alianza que puso fin a las rivalidades coloniales francobritánicas y que acercó a los viejos enemigos que todavía hoy cultivan una complicada relación de amor y odio.

La soberana, acompañada de su marido, el duque Felipe de Edimburgo, llegó a la Estación del Norte de la capital francesa a bordo de un tren de alta velocidad fletado para la ocasión, donde fue recibida por el ministro de Transportes, Gilles de Robien. La presencia en la capital francesa de la soberana británica requirió un impresionante dispositivo de seguridad, que se hizo notar especialmente ayer en el Arco del Triunfo, escenario del primer acto oficial de la reina.