Marruecos celebra mañana unas elecciones legislativas algo ficticias, en las que no se cuestiona el poder del rey, y dominadas por la apatía general, ya que el Gobierno se conforma con superar la participación que hubo en el 2002, que fue del 51,6%.

Uno de los partidos que aspira a aumentar su participación parlamentaria es el PJD, el Partido de la Justicia y el Desarrollo. Los islamistas buscan votos no solo en sus feudos de las ciudades, donde les apoyan las clases baja y media baja, sino también en el campo.

El PJD se presenta este año en 94 de las 95 circunscripciones. En el año 2002 solo participó en el 60% y obtuvo 42 escaños en un Parlamento de 325. Mañana esperan conseguir entre 60 y 70 diputados.