Un día después de que el primer ministro israelí, Ehud Olmert, anunciara por sorpresa que abandonará el cargo en septiembre, se abre en Israel un periodo de turbulencias y codazos para sucederle. Su reemplazo saldrá de uno de cuatro candidatos de su partido que ya han adelantado que se presentarán a las primarias. Pero, antes, la coalición gobernante tendrá que hacer frente a las embestidas de la oposición. El primero en abrir la veda fue el jefe del Likud, Binyamin Netanyahu, quien pidió ayer la convocatoria inmediata de elecciones anticipadas al considerar al actual Ejecutivo "finiquitado, independientemente de quién mande en Kadima".

La propuesta de Netanyahu no tiene visos de prosperar. Tanto Kadima como el Partido Laborista, los principales socios de la coalición gobernante, quieren evitar las elecciones anticipadas porque en las encuestas parte con holgada ventaja el líder del partido ultranacionalista Likud. Según el último sondeo, Netanyahu cuenta con el 36% de la intención de voto, seguido de la ministra de Exteriores y favorita en Kadima, Tzipi Livni, con el 25%. Más rezagados aparecen el jefe del laborismo, Ehud Barak, con un 15%, y el ministro de Transportes y correligionario de Olmert, Saúl Mofaz.

ENSAMBLAR UNA COALICION La mayoría de analistas prevén que el Gobierno se mantendrá hasta las primarias de Kadima en septiembre. El sucesor de Olmert tendrá que ensamblar una nueva coalición antes de ser primer ministro. Si fracasa, habrá elecciones y Olmert deberá mantenerse interinamente.

Sin embargo, el exalcalde de Jerusalén, que comenzó a cavar su tumba con el fracaso en la segunda guerra del Líbano, se resigna a dejar como legado varios procesos abiertos por corrupción. Pero es también el hombre que reabrió el proceso de paz con palestinos y sirios siete años después de su colapso. Y no tira la toalla. Así, seguirá negociando con la intención de alcanzar un acuerdo antes de final de año.

Tanto Netanyahu como Mofaz apuestan por la mano dura con Irán y no creen en la paz con los palestinos. Livni y Barak son una incógnita. Eso sí, todos apuestan por un Gobierno de unidad.