Israel reabrió ayer los pasos fronterizos con la franja de Gaza para permitir la entrada de la ayuda humanitaria un día después de que el primer ministro, Ehud Olmert, advirtiera a Hamás de que, si no cesa de disparar cohetes contra Israel, pagará un precio muy alto. Los milicianos palestinos lanzaron ayer una docena de proyectiles artesanales Qasam y bombas de mortero contra Israel. Uno de los cohetes falló, accidentalmente hizo blanco en una casa en la localidad de Beit Hanun, en el norte de la propia franja de Gaza, y causó la muerte a dos hermanas palestinas, de 12 y 5 años. Una tercera niña resultó herida de gravedad.

El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, decidió reabrir la frontera con Gaza después de consultar con los responsables de la seguridad. Unos 80 camiones cargados con alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad empezaron a entrar en la franja. La principal central eléctrica de Gaza recibió también combustible.