Siria e Israel desencadenaron ayer una batalla verbal con durísimas acusaciones propias de un clima bélico como corolario de la incursión aérea del Ejército israelí el pasado domingo en las afueras de la ciudad de Damasco.

En sus primeras declaraciones tras el bombardeo de Siria, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, amenazó ayer con atacar a los "enemigos en cualquier lugar y con cualquier medio" en una clara advertencia de que el ataque que los F-16 llevaron a cabo contra un campo de refugiados, según Damasco, o contra un campamento de entrenamiento de la Yihad Islámica, según Jerusalén, puede volver a repetirse. Este grupo se atribuyó el atentado del sábado en Haifa. Israel se ampara en esta atribución para justificar su incursión en Siria.

MENSAJE BELICO

Coincidiendo con el aniversario de la guerra del Yom Kippur (1973), Sharon lanzó un mensaje a los israelís: "Una de las lecciones que Israel ha aprendido de la guerra del Yom Kippur, hace 30 años, es que el país debe estar siempre preparado para la guerra". Sharon agregó: "Estar preparado para la guerra es la única manera de alcanzar la paz".

Bashar al Asad, el presidente sirio, no fue más comedido. En una entrevista en el diario Al Hayat, Asad consideró que "la incursión es un intento del Gobierno israelí de abstraerse de la profunda crisis en que se halla con la maniobra de aterrorizar a Siria y llevar a la región hacia nuevas guerras". Asad fue tajante: "El Gobierno (israelí) es un Ejecutivo de guerra y la guerra es la justificación de su existencia".

Siria lanzó toda su artillería diplomática con la mirilla puesta en la sede de la ONU y la pretensión de que el Consejo de Seguridad apruebe una resolución condenatoria del ataque israelí, que EEUU impedirá ejerciendo su derecho de veto. Washington no ha condenado el bombardeo de Siria y ha reiterado que Israel "tiene derecho a defenderse". Según el presidente George Bush, "Siria se encuentra en el lado equivocado en la lucha contra el terrorismo". Damasco ha tratado de rebajar la resolución, en un intento de lograr un amplio apoyo en el Consejo.

Mientras Sharon y Asad cruzaban sus espadas dialécticas,el Ejército israelí concentró unidades de refuerzo en la frontera con el Líbano, donde el lunes fue abatido un soldado hebreo por disparos que Israel atribuye a la organización shií Hizbulá, y que este grupo radical niega. En el incidente también murió un niño libanés de cuatro años.

Ayer por la tarde cayeron cuatro granadas de mortero cerca de un kibutz fronterizo. Funcionarios israelís advirtieron al Líbano y Siria de que actuaránsi Hizbulá no se modera.

Como contrapunto a las amenazas, Sharon declaró que está interesado en una "paz global", algo en lo que los países árabes ya no creen porque Israel sigue construyendo sin descanso asentamientos en Cisjordania, Gaza y el Golán. Además continúa a marchas forzadas la construcción del muro de separación en Cisjordania que supone la anexión de facto de muchos kilómetros de territorio palestino.