Una Israel blindada, tomada policial y militarmente para garantizar la seguridad en 7.967 colegios electorales, se dispone hoy, si las encuestas no se equivocan, a refrendar en las urnas la política de mano dura de Ariel Sharon. Tan seguro está el primer ministro de su victoria que su principal actividad en los últimos días ha sido preparar su discurso de ganador de las elecciones.

La jornada electoral de hoy simbolizará más que nunca el momento que se vive en el país: mientras las fuerzas de seguridad --más de 23.000 policías y 1.500 soldados-- velan por la seguridad y los 4,7 millones de electores con derecho a voto, rodeados de policías y militares, le dan casi carta blanca a Sharon; 3,5 millones de palestinos están encerrados desde el domingo en Cisjordania y la franja de Gaza.

ZONA INACCESIBLE

Las autoridades israelís impiden el acceso a Israel de cualquier palestino desde los territorios y, en algunas zonas, se ha decretado el toque de queda. Según un comunicado del Ejército, el puente Allenby --fronterizo con Jordania-- y el paso de Rafah --en la frontera con Egipto-- permanecerán cerrados, así como el paso de Eretz en Gaza y los controles militares en Cisjordania. Las autoridades militares aseguraron que este bloqueo no se aplicará en caso de urgencias sanitarias.

Todo ello para asegurar una jornada electoral tranquila, amenazada, según fuentes gubernamentales, por numerosas alertas de atentado. Estas alarmas han aumentado después de las duras acciones militares israelís en Gaza el pasado fin de semana. Nada nuevo, ya que la campaña electoral --insípida y aburrida políticamente ante un electorado desmotivado y escéptico-- ha evitado por motivos de seguridad los actos públicos masivos y se ha centrado en un intercambio de mensajes a través de prensa y televisión.

Hasta el último momento, las encuestas de los medios de comunicación han dado como claro vencedor a Sharon. Los dos diarios de máxima difusión en Israel, Yediot Ajronot y Maariv, coincidían ayer en darle al Likud entre 32 y 33 escaños, de los 120 que tiene el Parlamento israelí. Las encuestas más optimistas le dan al Partido Laborista 19 escaños, mientras que la formación laica Shinui lograría 16 diputados y la religiosa Shas, 13.

LLAMAMIENTO DE SHARON

Así las cosas, no es de extrañar que todos los borradores del discurso que tiene previsto pronunciar Sharon tras su victoria contengan un sentido llamamiento al Partido Laborista y a su líder, Amram Mitzna, para que acepte formar parte de un Gobierno de unidad nacional. Según desveló ayer el diario Yediot Ajronot, Sharon respaldará el plan de paz del Cuarteto de Madrid y apelará constantemente a la responsabilidad de Mitzna, en un discurso en tono más "de investidura que poselectoral", según el rotativo.

Dado que todo el mundo considera segura la victoria de Sharon, los analistas tratan de discernir con quién formará Gobierno el primer ministro, que se encuentra con la negativa laborista a unirse a su Ejecutivo y con la suya propia de no gobernar con la ultraderecha. De confirmarse las encuestas, con el apoyo del Shas y de los partidos de ultraderecha y ultranacionalistas, Sharon tendría mayoría.

Pero Sharon es partidario de repetir la fórmula con el laborismo. No es extraño: tras dos años de coalición, las urnas hoy le pueden dar al Likud una gran victoria y a su principal oponente, la peor derrota de su historia.