La joya de la corona del sistema de salud palestino, los seis hospitales de Jerusalén Este, vive sus horas más bajas. En los últimos meses Israel ha endurecido las condiciones de acceso a la ciudad del personal sanitario de Cisjordania y vetado la entrada de material médico desde los territorios palestinos. Estas restricciones están creando desajustes en los hospitales y poniendo en entredicho su viabilidad. Desde febrero Israel impide el acceso a Jerusalén de material médico fabricado en Cisjordania o importado del extranjero por compañías palestinas. La medida no ha ido acompañada de ninguna explicación, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El veto se suma al aplicado desde hace años a los medicamentos palestinos. Sus fármacos han sido homologados en EEUU y la Unión Europea, pero Israel sostiene que no cumplen con sus estándares de calidad y los prohibe tanto en su territorio como en el Jerusalén ocupado. Para los palestinos, estas nuevas restricciones hay que enmarcarlas en la política adoptada por Israel para cortar los vínculos entre Cisjordania y la Jerusalén palestina.