No es habitual que el Ejército israelí pida disculpas por la muerte de civiles en su guerra contra los milicianos palestinos. Pero ayer lo hizo, después de que al menos siete palestinos, entre ellos cinco menores, murieran en un bombardeo israelí contra una abarrotada playa, donde familias enteras disfrutaban de un día festivo. En pleno pulso político con Hamás, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás, alias Abú Mazen , calificó el ataque de "masacre sangrienta", al tiempo que el brazo armado del movimiento islamista anunció el fin de la tregua.

"Las masacres israelís representan una batalla abierta y significan que el terremoto en las ciudades sionistas se reanudará y que las manadas de ocupantes no tienen otra elección que preparar los ataúdes o el equipaje de salida", afirmó Hamás en un comunicado. El primer ministro, el islamista Ismail Haniya, aprovechó la ira popular para exigir a Abú Mazen que no convoque el referendo con el que pretende forzar a Hamás a reconocer implícitamente al Estado de Israel.

INVESTIGACION MILITAR Probablemente, la investigación que Dan Harel, jefe del Estado Mayor israelí, prometió ayer acabe llegando a la conclusión de que el bombardeo de la playa de Beit Lahiya (norte de la franja) fue un trágico error. Pero lo cierto es que el Ejército israelí llevaba semanas jugando con fuego en Gaza, bombardeando por tierra, mar y aire zonas civiles --es virtualmente imposible encontrar grandes espacios abiertos en la abigarrada franja-- en su guerra contra el lanzamiento de cohetes artesanales Qasam. Ayer, además del ataque a la playa, hubo otros cuatro bombardeos desde el aire en el norte, el centro y el sur de la franja contra vehículos de milicianos, que se saldaron con tres activistas palestinos muertos y varios heridos, entre ellos un militante de Hamás.

Pero nada comparable a la tragedia de la playa, donde disfrutaban de una calurosa tarde de viernes, día festivo musulmán, familias enteras palestinas. Allí murieron los siete miembros de la familia Ghali (padre, madre y cinco menores, entre ellos un bebé de año y medio). En medio de un gran caos, los servicios sanitarios palestinos cifraron en más de 40 el número de heridos.

ARTILLERIA PESADA Tras más de una hora de mutismo, el Ejército israelí expresó su "pesar por el daño a civiles" y ofreció ayuda sanitaria a la ANP. Harel anunció que el Ejército suspenderá temporalmente el bombardeo con artillería pesada al que tiene sometida a la franja hasta averiguar los detalles de la tragedia, de la que un portavoz exculpó a la Marina. Según una primera estimación, pese a que barcos de guerra estaban participando en el bombardeo, los proyectiles fueron disparados desde tierra.

El bombardeo de Beit Lahiya se produjo un día antes de que Abú Mazen anunciara la convocatoria de un referendo sobre la llamada Iniciativa de los presos , un texto que pide la creación de un Estado palestino en las fronteras anteriores a 1967, una forma implícita de reconocer al Estado de Israel. Está previsto que el presidente palestino haga el anuncio formal hoy en Ramala. Tras el bombardeo, Hamás le pidió que reconsidere su posición.

"Por el bien de Alá, el del islam, y por la sangre derramada de los mártires, por favor, hermano Abú Mazen, no convoque el referendo", escribió el primer ministro Haniya en un mensaje al presidente de la ANP, en el que avisa del riesgo de fractura palestina por el plebiscito.

FUNERAL MULTITUDINARIO Horas antes de las muertes, Hamás y otras facciones contrarias al referendo habían protagonizado una demostración de fuerza en Rafá (en el sur de Gaza), con motivo del funeral de Jamal Abú Samhadana, jefe de la policía creada por Hamás, asesinado el pasado jueves por Israel. Más de 10.000 personas acudieron a las exequias del policía.