La escalada militar iniciada a comienzos de semana entre Israel y las milicias palestinas de Gaza ha adoptado un nuevo dramatismo. El Gobierno israelí, dispuesto a detener el lanzamiento masivo de cohetes artesanales sobre el sur de su territorio, decidió ayer cerrar las fronteras de Gaza por las que hasta ahora tan solo entraba la ayuda humanitaria y una docena de productos básicos. De esta manera, tampoco accederán a la franja medicinas y alimentos de la ONU, de los que dependen 700.000 personas.

En el terreno militar, Israel mató ayer a otros cuatro palestinos y destruyó el antiguo Ministerio del Interior. La vorágine de violencia y extorsión comenzó el martes, cuando Israel mató a 19 palestinos en Gaza y Hamás reaccionó asesinando al voluntario de un kibutz y aumentando, con apoyo de otras facciones, su castigo sobre el sur de Israel con cohetes artesanales. En total unos 130, más otros 25 ayer.

La respuesta israelí ha sido declarar la "guerra" a las milicias, según su primer ministro, Ehud Olmert. Y lo ha hecho no solo con medios militares, sino también presionando a la población, al sellar las fronteras para forzar a las facciones a detener el lanzamiento de proyectiles. "Actuaremos con vigor y decisión para acabar con los cohetes", explicó ayer uno de sus portavoces.

ALARMAS La medida ha hecho sonar las alarmas en la ONU. "Esto agravará una situación ya desesperada", dijo el portavoz de la agencia para los refugiados palestinos, Christofer Gunness, después de que sus camiones con ayuda quedaran bloqueados en la frontera. En Nueva York, el subsecretario de la ONU dijo que el lanzamiento de cohetes "no justifica" la acción de Israel.

Lo cierto es que Gaza, donde viven millón y medio de personas, es desde hace mucho tiempo un territorio arruinado. Desde junio nada se exporta ni importa, aparte de una docena de alimentos y algunas medicinas; no hay actividad industrial y casi nadie trabaja. Los precios se han duplicado y con ellos la dependencia de la ayuda humanitaria. Israel también ha cortado el abastecimiento de combustible. Desde la central eléctrica de Gaza, se advertía ayer de que solo tienen reservas para dos días. Si nadie lo remedia, el apagón será casi completo.

En el terreno militar, también se mantiene el pulso. A los 25 cohetes Qasam de ayer, la aviación israelí respondió destruyendo un cuartel de la guardia naval de Hamás y borrando la antigua sede deshabitada del Ministerio del Interior. Además cayeron otros tres militantes. Esta semana han muerto 33 palestinos.

PROPUESTA EUROPEA La UE pidió ayer a Israel que le permita convertirse en árbitro del proceso de paz, un papel que Tel-Aviv reserva a su aliado estadounidense. "Nosotros tenemos crédito entre los palestinos tal y como EEUU lo tiene con Israel. ¿Por qué no podemos trabajar juntos?", declaró la comisaria de Exteriores, Benita Ferrero. Además, reclamó al Gobierno hebreo que reduzca las restricciones al comercio y la libertad de movimientos de los palestinos en Cisjordania para permitir el desarrollo económico y dar una oportunidad al proceso de paz.