Mientras la comunidad internacional, especialmente Europa, se tira los trastos a la cabeza a cuenta del alto el fuego de nunca jamás en el sur del Líbano, Israel va a lo suyo. El primer ministro, Ehud Olmert, afirmó que el Ejército hebreo continuará luchando en el país vecino hasta que una fuerza multinacional se despliegue. Como muestra de su decisión, ayer, en Baalbek (noreste del Líbano), los israelís efectuaron una operación con helicópteros para secuestrar a cinco milicianos y los aviones de refuerzo lanzaron un bombardeo que mató a 19 civiles, entre ellos 4 niños.

"Si, como esperamos, la fuerza internacional está compuesta por unidades de combate, entonces podremos detener el fuego en el mismo momento en que las tropas internacionales se desplieguen en el sur del Líbano", afirmó Olmert. Otra forma de ganar tiempo, ya que si bien el acuerdo para enviar la fuerza multinacional puede estar más o menos cercano, que las tropas se desplieguen en el sur del Líbano es harina de otro costal. Y es que Israel necesita encontrar la forma de presentar al mundo, a su opinión pública y al mundo árabe una victoria incontestable.

INFRAESTRUCTURA DESTRUIDA Es por este motivo que la nueva estrategia de Israel destaca que la milicia ha sufrido un duro golpe en esta guerra. "Creo que Hizbulá, en gran medida, ha sido desarmada por la operación militar israelí", dijo Olmert, quien añadió: "La infraestructura de Hizbulá ha sido destruida por entero. Más de 700 posiciones de comando han sido enteramente destruidas. Toda la población que forma la base de poder ha sido desplazada".

La respuesta de Hizbulá no pudo ser más contundente: 230 katiuskas disparados en un solo día, lo que supone un nuevo récord en esta guerra. Un muerto en un kibutz al norte de Nahariya y 12 heridos. Y lo que preocupa aún más: un proyectil cayó sin causar víctimas en Cisjordania, entre la ciudad palestina de Yenín y la israelí de Beit Shean. Este punto se encuentra a 70 kilómetros de la frontera y marca el lugar más alejado dentro de Israel al que han llegado los cohetes de la milicia chií.

6.000 SOLDADOS Mientras, en el sur del Líbano continuaron los enfrentamientos. La operación militar de más calado fue la que efectuaron comandos de élite en helicópteros en Baalbek. Según el jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, el objetivo del ataque no era tanto hacerse con importantes dirigentes de Hizbulá --los cinco presos no tienen peso específico en la organización--, sino demostrar que el Ejército hebreo puede golpear en cualquier momento en cualquier lugar.

Baalbek se encuentra a 100 kilómetros al norte del río Litani, y en su operación el Ejército israelí desplegó un impresionante dispositivo aéreo. Además de los 19 civiles muertos, fuentes libanesas informaron de que 10 milicianos murieron. En otros enfrentamientos, fallecieron, según el Israel, cuatro milicianos de Hizbulá y un soldado israelí resultó herido grave.