La soga se estrecha sobre la ya infinitamente maltratada población de Gaza. Como respuesta al lanzamiento de cohetes Qasam sobre el sur de Israel, el Gabinete de seguridad hebreo declaró ayer la franja de Gaza "entidad hostil", un subterfugio legal para imponer el castigo colectivo a sus 1,5 millones de habitantes. La declaración fue inmediatamente secundada por EEUU, cuya secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se encuentra en la región para abordar con palestinos e israelís las opciones para acercar la paz en la cumbre de noviembre. Toda una ironía.

Como primera medida, Israel prepara el corte del suministro de electricidad y dejará para más adelante el cierre del grifo del combustible. Una forma de presión que Hamás, al frente de todos los estamentos de Gobierno en Gaza, tildó ayer de "declaración de guerra".

Curiosamente, hace solo unos días los islamistas ofrecieron a Israel una tregua larga. Incluso ayer, antes del anuncio israelí, el depuesto primer ministro, Ismail Haniya, se había reunido con dirigentes de la Yihad Islámica para pedirles la suspensión de los lanzamientos. Pero el Gobierno israelí, agobiado por la psicosis pública que generan los proyectiles y por los 69 soldados heridos, ha optado por demostrar que puede "poner a los palestinos a dieta sin que se mueran de hambre", como dijo en su día el asesor de Ariel Sharon, Dov Weisglass.

TINIEBLAS EN EL RAMADAN Para empezar, obligará a sus habitantes a vivir en tinieblas en pleno Ramadán. Un golpe demoledor para los escasos talleres e industrias que siguen operativas. Más tarde, si siguen cayendo Qasam, Israel dejará de bombear combustible, salvo a los hospitales y otras instituciones.

Mientras, Gaza se prepara para una posible invasión israelí. En los márgenes de calles y carreteras se han colocado montañas de arena para cerrar el paso a los tanques israelís.