La violencia se desató de nuevo ayer en Oriente Próximo, al tiempo que en Suiza se presentaba el acuerdo de Ginebra. El Ejército israelí mató a cuatro palestinos, uno de ellos un niño de 6 años.

El niño fue repelido con tiros tras lanzar piedras contra los militares en la localidad de El Bireh, adyacente a Ramala. Los disparos le alcanzaron en la cabeza y murió pocas horas después. Mientras, en el campo de refugiados de Al Amari, vecino a la capital cisjordana, dos palestinos eran abatidos en un choque con soldados israelís. El tercer adulto muerto fue tiroteado después de --según fuentes militares-- lanzar varias granadas desde su casa en el barrio Riad (Ramala).

MILITANTES CLANDESTINOS El objetivo de esta amplia redada era detener a activistas y líderes de Hamas. Un portavoz del Ejército israelí dijo que esta operación --con gran despliegue de tropas, tanques, miembros de los servicios secretos (Shin Bet) y unidades militares especiales-- estaba planeada desde hace meses para hallar a "militantes clandestinos" que habrían participado en diversos ataques contra israelís.

Entre los más de 30 detenidos, tras registrar casa por casa, está el líder de Hamas en la zona, Gasan Abasi. Además, el Ejército israelí demolió dos "laboratorios de explosivos" y un edificio de cuatro plantas, habitado por muchas familias, donde supuestamente se escondía un miembro de Hamas.