La sombra de un nuevo conflicto volvió a sobrevolar ayer la explosiva frontera entre Israel y el Líbano, donde, hace cuatro años, una operación transfronteriza de la milicia libanesa de Hizbulá llevó a Israel a declararle la guerra al Líbano horas después. Un incidente mucho más nimio desencadenó durante varias horas el fuego cruzado entre los ejércitos de ambos países. Los enfrentamientos se saldaron con la muerte de tres libaneses (dos soldados y un periodista) y un oficial israelí. Ambos estados se culparon mutuamente de iniciar la refriega, la peor vivida desde la guerra del 2006.

No había anoche indicios de que la colisión vaya a degenerar en una contienda armada. El jefe de la Comandancia Norte israelí, el general Gadi Eisenkot, barruntó que todo había sido un "incidente puntual", mientras otras fuentes negaron un posible movimiento masivo de tropas en Israel. Pero las reacciones en ambos bandos fueron de firmeza. El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, acusó al Líbano de incurrir en "una violenta provocación" e hizo a su Gobierno responsable de lo sucedido. Tampoco se amilanó el presidente libanés. "Haremos frente a la violación israelí al precio que sea", declaró Michel Suleiman.

Esta vez, a la coctelera perfecta le ha faltado un ingrediente esencial, Hizbulá. La milicia chií no participó en los enfrentamientos. La organización sigue controlando el sur del Líbano, pero desde que la resolución 1701 de las Naciones Unidas puso fin a la guerra del 2006, sus milicianos han cedido la vigilancia activa de la frontera a las tropas del Ejército libanés. Siguen estando ahí, pero son más invisibles que antes.

Las versiones de cómo empezó todo se contradicen. El Ejército libanés sostiene que sus soldados dispararon después de que varios militares israelís atravesaran la frontera, según otras fuentes, para podar unos árboles. Pero el general Eisenkot negó que sus hombres cruzaran la llamada línea azul, la frontera oficiosa trazada por la ONU después de que Israel retirara a sus soldados del sur del Líbano en el 2000, tras 22 años de ocupación militar. "Fue una emboscada planeada por una unidad de francotiradores", aseguró Eisenkot.

MISILES Los disparos mataron a un teniente coronel israelí e hirieron a otro militar hebreo. Israel respondió con salvas de artillería y misiles lanzados desde un helicóptero sobre varias posiciones del Ejército libanés. Algunos proyectiles cayeron en la aldea libanesa fronteriza de Adaisseh, dejando campos incendiados y viviendas dañadas.

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