Por más que la historia se esté repitiendo en el Líbano, la historia es demasiado dolorosa para que Israel se atreva a poner sobre la mesa los medios que requiere acabar con una guerrilla de la entidad de Hizbulá: varias decenas de miles de soldados y una invasión a gran escala. La conclusión es que la ofensiva israelí, reforzada ayer por otro contingente de tropas, avanza "lentamente y con cuidado", como reconocieron ayer fuentes militares. La infantería penetró unos kilómetros más en el sur del Líbano hasta llegar a las puertas de Bint Yebeil, la mayor de las ciudades fronterizas y el principal bastión de Hizbulá.

Los encarnecidos combates dejaron dos soldados muertos y 16 militares heridos en el Líbano. Otros dos murieron al estrellarse un helicóptero en Galilea. El Ejército no descarta que fuera abatido por un misil de la guerrilla.

PLANTAR CARA El tiempo que tarde en caer Bint Yebeil, donde muchos de sus 200.000 habitantes han huido, marcará las posibilidades de la ofensiva israelí. Los militares auguraban ayer otros 10 días de campaña antes de que se ordene un alto el fuego. Hizbulá siguió plantando cara. Más de 80 morteros cayeron sobre el norte de Israel hiriendo a 8 personas. La guerrilla amenazó con lanzar misiles de largo alcance.