El desprecio hacia la vida de los civiles demostrado hasta ahora por Israel en Gaza adquirió ayer una nueva dimensión. Sus tanques atacaron tres escuelas de las Naciones Unidas donde se habían refugiado cientos de palestinos obligados a huir de sus casas tras el inicio de la invasión terrestre. Entre 30 y 45 personas murieron en la carnicería. En otro episodio escalofriante, un misil aplastó sin previo aviso una casa de cuatro plantas enterrando a 25 personas de una misma familia. Todo vale, desde viviendas y ambulancias a colegios. "No hay ningún lugar seguro en Gaza. Todo el mundo está aterrorizado y traumatizado", advirtió el representante de la ONU en la franja, John Ging.

Quizá lo más incomprensible es que la ONU, según corroboraron ayer sus portavoces, había aportado a Israel las coordenadas de cada una de sus instalaciones en la franja, desde ambulatorios a colegios. En esos colegios, perfectamente identificados, viven ahora miles de desplazados de las ciudades del norte. Lo hacen en condiciones miserables, tirados en colchones y sin apenas comida, porque Israel y Egipto, cada uno en sus fronteras, bloquean las entradas de ayuda humanitaria.

MUJERES Y NIÑOS Aun así, las escuelas sirvieron de diana para los tanques. Primero en Gaza, luego en Yabalia y más tarde en Rafá, al sur. En la segunda, cerca de 40 personas, muchos de ellos mujeres y niños, murieron despedazados bajo el hormigón. En total hay ya cerca de 630 palestinos muertos, un centenar niños, según Save the Children, y 2.700 heridos. Del lado de Israel, cuatro bajas civiles y cinco soldados.

Es pronto para saber si esta última tragedia puede marcar un punto de inflexión en la ofensiva sobre Gaza, destinada oficialmente a frenar a Hamás y a detener los cohetes palestinos. Nada indica esa dirección. Los tanques israelís se aproximaban ayer por primera vez a las ciudades del centro y el sur de la franja, Deir al Balá y Jan Yunis.

Quizá el mayor drama se vive en los hospitales. La imágenes de Al Jazira muestran a padres enloquecidos por el dolor que entran a ver si sus hijos están vivos y se los encuentran en una bolsa de cadáveres.