La han bautizado como operación Lluvias de Verano, y es la tormenta que Israel ha desatado sobre la franja de Gaza para recuperar a Gilad Shalit, el soldado que permanece secuestrado desde el pasado domingo por tres facciones armadas palestinas. Una noche entera de bombardeos contra objetivos civiles --tres puentes estratégicos y una central eléctrica-- y un día repleto de explosiones sirvió para desatar el pánico entre la población de la franja, a la espera de actuaciones militares más "extremas", en palabras de Ehud Olmert, el primer ministro israelí.

La primera parte de la operación --que durará varios días, según Olmert-- fue incruenta, pero tuvo efectos demoledores sobre la población. Los objetivos elegidos, sobre todo la central eléctrica, no tienen trascendencia militar, pero sí mucha importancia para la vida cotidiana de una población de un millón y medio de personas, la mitad de la cual se quedó a oscuras, dependiente de generadores.

UNA NUEVA ECUACION La estrategia israelí, en palabras de Olmert, "no es recuperar Gaza, sino traer de vuelta a casa a Gilad. Lo que queremos es crear una nueva ecuación: suavizar la presión sobre los palestinos a cambio de la libertad del secuestrado". Una estrategia que, por mucho que el Gobierno intente disfrazar, es un castigo a la población que mereció duras palabras del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás (Abú Mazen ). El líder palestino, que se encuentra en Gaza, afirmó que "el ataque a infraestructuras civiles constituye un castigo colectivo y crímenes contra la humanidad". Abú Mazen seguía negociando para lograr una salida a la crisis.

AGRAVAR LA SITUACION También dice que trabaja para solucionar la crisis el primer ministro de la ANP, el islamista Ismail Haniya, que emitió un comunicado en el que propuso como solución un intercambio entre el soldado secuestrado y presos palestinos en cárceles israelís. La propuesta palestina recibió una rápida negativa israelí.

Enquistadas como parecen estar las posiciones, las facciones armadas palestinas triplicaron su órdago al Estado hebreo, al afirmar que han secuestrado a otros dos israelís en Cisjordania. El primero de ellos es el colono Eliyahu Yitzhak Asheri, de 19 años, que permanece en paradero desconocido desde el domingo. En una rueda de prensa en Gaza, Abú Abir, dirigente de los Comités Populares de Resistencia, afirmó que Yitzhak está en su poder y esgrimió como prueba una fotocopia de sus documentos de identidad. El segundo supuesto secuestrado es Noah Moskovitch, de 62 años. Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado de Al Fatá, afirmaron retener a un israelí, del que no proporcionaron identidad.