Liberar a 900 presos sin delitos de sangre, traspasar por etapas la seguridad de cinco ciudades cisjordanas y detener las operaciones militares en los territorios. Una comisión ministerial decidió ayer que éstas son las principales ofertas que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, llevará el próximo martes a la cumbre de Sharm el Sheij con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas (alias Abú Mazen ), el líder egipcio, Hosni Mubarak, y el rey Abdalá de Jordania.

Las medidas son un borrador que no incluye por ahora el que es el máximo objetivo de la cumbre: un alto el fuego recíproco. Dado que, en Sharm el Sheij, Sharon y Abú Mazen no negociarán --almorzarán con Mubarak y el rey Abdalá y leerán un comunicado conjunto-- de aquí al martes los equipos de ambas partes perfilarán ese comunicado. El viceprimer ministro israelí, Shimon Peres, se mostró ayer confiado en que habrá "una declaración oficial de fin de las hostilidades".

La posición de Sharon es clara: Israel ofrecerá medidas de confianza a cambio de que Abú Mazen se comprometa a poner fin a la violencia. Esas medidas ya han sido calificadas de "insuficientes" por la ANP. "Si sólo ofrecen eso, el proceso no durará ni unas horas", dijo Hasan Abú Libda, jefe de la Oficina del primer ministro palestino.